Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

viernes, 24 de abril de 2009

No creo, no se, pero si

La Main de Dieu
1896
mármol tallado por Soudbinine en 1902
94 x 82,5 x 54,9 cm
Musée Rodin - Paris

En 1890, varios periódicos se hicieron eco de una teoría artística un tanto paradójica: Rodin pretendía, en efecto, que en cada bloque de mármol había una estatua. Se trata sólo de adivinarla y de hacerla realidad quitando el mármol sobrante ("Le Temps", edición de 21 de diciembre de 1890 y "Le Nouvelliste", edición del 29 de diciembre de 1890). Sorprende esta opinión de Rodin, a quien, como la inmensa mayoría de sus contemporáneos, apenas le gustaba trabajar el mármol y, aunque se deja filmar por Sacha Guitry -Ceux de chez nous-, martillo y cincel en mano, trabajando en la gran "Ariane", Rodin es ante todo y sobre todo un modelista. Amasa con sus manos una materia fácilmente modelable, la arcilla, a la que puede darle tanto la forma que desea como añadir o quitarle masa según su voluntad. Más tarde trabajará el yeso, componiendo nuevos grupos a partir de elementos modelados anteriormente.

La razón de que el artista no talle el mármol es que aparece un nuevo sistema que reparte el trabajo necesario para crear la escultura y que se basó en un aparato denominado "metteur aux points": una vez que la obra ha terminado de modelarse en arcilla sobre una base de yeso, pasa a las manos de un ajustador mecánico que desbasta el bloque y finalmente a las de quien realiza las operaciones necesarias de tallado para finalizarla.

Toda la operación se hace, desde luego, bajo el control del artista, pero su precisión deriva de la máquina de "poner en los puntos" inventada al principio del siglo XIX por Nicolás Gatteaux; a partir de las indicaciones establecidas por las cotas en el espacio de unos puntos básicos, una cabeza rotativa, accionada por una máquina de vapor en 1844 y más tarde por un motor eléctrico, permite ir desbastando el bloque de mármol hasta lograr la figura deseada, aunque el artista se reserva el control del proceso en todo momento.
(Web "Musée Rodin - Collections - sculpteur - La Main de Dieu)


Al tratar de explicar algo sobre esta obra me enfrento a mi mismo. La dificultad no está en analizar sus aspectos artísticos sino en partir de algo que me enseñaron y aconsejo: Ante todo, contemplar y sentir; después, pensar.
Es decir, el Arte en cualquiera de sus manifestaciones es absolutamente inútil si no invade el espíritu, lo que no quiere decir que sintamos el Síndrome de Stendhal, sino que tenemos que percibir que se nos quiere transmitir algo a través de él.
El arte no es más que sentimiento. Pero sin la ciencia de los volúmenes, de las proporciones de los colores, sin la dirección de la mano, el sentimiento más vivo se paraliza. (Testamento de Rodin, fragmento).

¿Y por qué afirmo que me enfrento a mi mismo?. Pues porque siento que lo que Rodin plantea es que fuimos creados por Dios; lo hace a través de un gesto artístico: el de la mano del escultor, que golpe a golpe va modelando al Hombre, otorgándole las características propias de su especie.
Y he escrito a propósito "golpe a golpe" porque no soy, ¡en absoluto!, creacionista, sino evolucionista, lo que no es incompatible con la creación de un Dios omnipotente, aunque si con la limitación de lo inteligible por el Hombre, que suele calificar como imposible aquello que no entiende.
Y la Historia de la Ciencia sonroja a toda mente inteligentemente abierta con la sucesión de negaciones de la Realidad, realizadas y mantenidas por aquellos que solo admiten lo que sus limitadísimas entendederas captan.

¿Puede crear la Fealdad?; ¿la Fealdad Espiritual es consustancial de la Maldad?. ¡Nada de matices y medias verdades!. Llamemos a las cosas por su nombre. Así que escribo sobre el Mal en su estado Puro.
No, siento que es imposible que la Fealdad cree; ¡destruye!. Solo la Belleza Espiritual es creativa. La Fealdad, como mucho, desarrolla; y la diferencia es esencial. Porque para mí, el Arte es Creación. Y, quizá.., las características de la la Creación del Hombre fueron la Libertad, el Amor y la Belleza.

Por esto, para ambientarnos en la temática de la obra, sugiero cuatro lecturas; son densas, pero están excelentemente redactadas y, aunque exigen una lectura detenida, se comprenden bien. No es necesario leerlas para seguir con facilidad lo que voy a exponer, aunque si creo que su lectura atenta es un complemento ideal a la temática de la escultura sobre la que trataré a continuación.
La existencia humana, comentada en este artículo; el carácter conservador de la persona, en este; el fin de la existencia, tratado aquí; y la Belleza, o algo más, pensada en Monocordio.


Comencemos por analizar el ambiente artístico y los aspectos conceptuales de la obra. Como afirma John L. Tancock, Auguste Rodin demostró que una imagen podía ser totalmente expresiva aunque le faltaran casi todos los rasgos distintivos que demandaba el gusto académico de su tiempo. De este modo trabajó en cabezas, torsos, pies y sobre todo manos. Esta síntesis se aprecia en esculturas como "El secreto o "La catedral". No obstante, derivada de su interés por temas bíblicos, "La mano de Dios" es quizá uno de los ejemplos más bellos de su etapa de madurez, a partir de la década de 1880 del siglo XIX.

La obra tuvo su origen en las pruebas que realizó con fragmentos de "Los Burgueses de Calais"; tal vez, con las manos de Pierre y Jacques de Wiessant, que mostraban gestos de despedida y desesperación, lo que nos demuestra la capacidad del artista para lograr transmitir significados muy diferentes basándose en un elemento escultórico común.

De acuerdo con Irene Korn -"Auguste Rodin. Maestro en escultura"-, la pieza está ligada temáticamente a "La Puerta del Infierno" (entrar en el Musée Rodin / pinchar "français" / en la columna de la izquierda, "Collections" / sobre el disco "sculpteur" / en "Illustrations", sobre "La Porte de l'Enfer 1 2 3"). Las obras del programa escultórico concebido inicialmente para la entrada al nuevo Museo de Artes Decorativas de París comenzaron a rebasar sus límites originales y algunas, como "Eva", "Adán" o "Las tres sombras" (seguir la misma ruta que he mencionado para "La Puerta del Infierno" hasta "Illustrations" y allí pinchar sobre los nombres de cada una de estas tres obras), fueron convirtiéndose, una vez acabadas, en esculturas exentas que por su contundencia formal exigían vida propia.

Aunque en dos de sus maquetas aparece "La mano de Dios" como parte del proyecto de la citada Puerta, Tancock prefiere catalogar la primera como posterior, en unión con la controvertida "Mano del diablo", también conocida como "Demonio" o "Espíritu demoníaco", de la cual emerge Eva.

El escultor daba varios nombres a sus obras. Así, "La mano derecha", "La gran mano derecha", "Dios" o "El Creador" son algunas de los primeros títulos para esta magnífica escultura. Mientras que Rodin representó a Dios con una mano derecha, símbolo de poder, fuerza, coraje y triunfo, al Príncipe de las Tinieblas lo plasmó a través de una mano izquierda, que remite a lo ambiguo, engañoso, falso y débil.

Así, el fragmento del cuerpo se convertía en un microcosmos sagrado y simbólico. De la mano del Creador apoyada sobre una gran roca emergen en remolino, como en un beso, dos figuras: Adán y Eva, que, a la vez que surgen, se unen; pasión vital, rasgo del hombre y de la mujer desde la primera que existió y el primero que la amó. Sus cuerpos nacen de la materia, ahí donde esta pierde su dureza para transformarse en Arte.

Pobres seres, aquellos a quienes un pudor antinatural, incrustrado en su mente con fiereza durante el periodo educativo, les hace sentir que lo que tiene relación con el cuerpo humano -¡obra de Dios, perfecto en su pura Belleza!- es asqueroso y malo. Quienes así creen, sienten u obran, no hacen más que intentar castrar y eliminar la Creación Divina. ¡Qué horror!.

Con esta sublime interpretación del Génesis, Rodin mostró, en piedra y después en metal, a la Fuerza Primigenia. "La Mano de Dios" es una obra emblemática. La mano como instrumento de la Creación, tanto que conduce a Rodin a proclamar: "Dios pensó -admitiendo que podemos imaginar el pensamiento de Dios- al crear el mundo, en modelarlo, igual que lo hace un escultor".

Memoria quizá de símbolos medievales, de los libros de Iluminación, que mostraban al Todopoderoso como una mano que emergía de las nubes. Es probable que, así, Rodin retomara el concepto de la piedra filosofal, cuya esencia representa la purificación de la materia.

Henri Bergson escribió: "Representa el momento fugaz de la Creación, que nunca se detiene; ese es el sentido genial de Rodin, donde él mismo es una eterna fuerza creadora. Él que vive en la intención, vive libre, vive creando, vive como un Dios".

Las obras de Rodin están cargadas de un profundo conocimiento de las pasiones humanas, pues no en vano fue un profundo seductor. "Que la Naturaleza sea su única diosa. Hay que tener en ella una fe absoluta. Estar seguros de que jamás es fea y nuestra ambición debe limitarse a serle fiel. Toda ella es bella para el artista, pues en todo ser y en cada cosa, su mirada penetrante descubre el carácter, es decir, la verdad interior que se transparenta bajo la forma. Y esta verdad es la belleza misma. Hay que estudiar religiosamente, ya que no puede dejar de encontrarse la belleza, porque se encontrará con la verdad." (Testamento de Rodin, fragmento)

Es importantísimo que nos detengamos a apreciar la desproporción entre el tamaño de la mano de Dios y el del hombre que sostiene con ella. El dominio que parece ejercer sobre él, sobre su vida y su destino. Parece jugar a su antojo, disponiendo cada detalle sin importarle lo qué pueda sentir ese ser diminuto. Parece dejar que el azar juegue continuamente con el futuro de la vida humana y que imponga al Hombre los ritmos temporales como si fuese un pequeño juguete, como si eso no tuviese que ver con tres cuestiones esenciales para todo Hombre:
  • ¿Por qué he nacido?. Yo, precisamente, y no otro
  • ¿Mi presencia vital, sirve a una causa concreta?
  • ¿Qué importancia tiene que yo exista para la Humanidad?

Entremos ahora en la propia obra, en su interior, en aquello que quiere "decirnos"... Durante su vida, Rodin fue acusado por cierta crítica filistea de mutilar sus figuras, de amputar brazos, decapitar torsos, y otras lindezas parecidas. Estos ataques, además de estúpidos, estaban mal encaminados, pero no carecían totalmente de fundamento. La mayoría de las figuras de Rodin han sido más pequeñas de lo que debieran haber sido como esculturas independientes; es como si hubiesen soportado una opresión, una fuerza compresiva que les hubiese impedido desarrollarse.

Los contemporáneos de Rodin pasaron por alto esta incapacidad de sus figuras -con la excepción de Balzac- para crear una tensión espacial expansiva a su alrededor, porque lo que les interesaba eran las interpretaciones literales. Posteriormente, Rodin concitó gran interés desde la década de 1940, que se centró en la maestría de su toque modelador sobre la superficie escultórica. No obstante, es esta incapacidad, la existencia de esa terrible presión sufrida por las figuras de Rodin, lo que nos proporciona las claves de su contenido real, aunque éste sea negativo.

Muchas tallas de mármol están concebidas de forma que parezca que sólo están a medio emerger de la piedra sin tallar, pero en realidad da la impresión de que están comprimidas desde arriba, como si una fuerza invisible las empujase hacia abajo. Si lleváramos el proceso que se insinúa hasta sus últimas consecuencias, las figuras no emergerían independientes y libres, sino que sencillamente desaparecerían, volviendo a ser "introducidas" en el bloque del que brotan.

Incluso en los casos en los que aparentemente la figura contradice la presión ejercida sobre ella, se tiene la sensación de que la figura sigue siendo una criatura incompleta, que todavía no ha salido de la mano moldeadora del escultor. Tal mano fascinaba a Rodin. La describió sosteniendo una figura inacabada y un puñado de tierra y la llamó... "La mano de Dios".

Y se lo explicó así a Isadora Duncan, a quien sedujo, como a otras muchas..: “Ningún buen escultor puede modelar una figura humana sin hacer hincapié en el misterio de la vida: este y aquel individuo, en sus efímeras variaciones, no hacen sino recordarle el tipo inmanente; el escultor se ve continuamente llevado desde la criatura al creador... Por esto muchas de mis figuras tienen una mano o un pie todavía aprisionado en el bloque de mármol; la vida está en todas partes, pero raramente llega a completar la expresión o al individuo con una libertad perfecta” (Isadora Duncan, My Life, Londres, 1969).

Sus figuras están físicamente comprimidas, aprisionadas, dominadas por la fuerza de Rodin. Objetivamente hablando, son expresión de su propia libertad e imaginación. Pero, dado que la arcilla y la carne son para él ambivalentes y guardan en su mente una relación funesta, el escultor se ve forzado a tratarlas como si supusieran un reto para su propia autoridad y potencia.

Aunque os resulte soberbio, le comprendo perfectamente. Como dije al principio, siento que al crearme se me ha concedido la Libertad, incluso para relacionarme con mi Creador; además, se me hizo Bello, en el más absoluto significado de la palabra; y mi génesis fue tal acto Amoroso, que cuanto más aleje mi existencia del Amor seré más intensa y profundamente desgraciado, pudiendo llegar a desvanecerme en las Sombras del Vacío.
De modo que durante todos los instantes de mi vida, "se inconscientemente" lo anterior y contrapongo mis posibilidades con mis fundamentos, sin llegar a resolverme nunca.

Cogito ergo sum

Somos un instante en el tiempo y el espacio de La Mano de Dios

domingo, 19 de abril de 2009

Será que es domingo

Todos los días comienzan para mí de la misma manera: leyendo diversos periódicos. Una parte importante de lo que leo es información económica. Y quienes me leen, saben de mi genio cuando escribo sobre ciertos asuntos; no soy tolerante -en el sentido acomodaticio, cobarde y perezoso de hoy en día- e intento concluir mi opinión poniendo en tela de juicio el asunto, cofrontándolo con lo que puedo haber estudiado durante años y con lo experimentado durante mis 60 años de vida. Y siempre, siempre, huyendo con pavor de cuanto proclame a gritos babeantes cualquier manada de gente.

Será que hoy es domingo. Será que estoy equivocado. Será que soy agnóstico. Será que también busco que la Fe en el Amor acaricie mi piel del alma. Será que aún me estremezco. Será que hay que ser humilde. Será que hoy es día de recogimiento, de acercarse a la Verdad.

Será que he leído este artículo

jueves, 9 de abril de 2009

Ayer poeta, hoy Pensador

El Pensador
1881 - bronce por vaciado - 71,5 x 40 x 58 cm
Auguste Rodin
Musée Rodin

He comenzado este artículo con la foto que aparece en la web del Museo. Lo he creído conveniente para que fuese más fácil captar el tamaño, relativamente pequeño en proporción a la figura humana, que tuvo esta escultura originalmente.
Suelo comenzar con alguna introducción antes de incluir imágenes en mis artículos, pero esta vez prefiero que os sumerjáis en la contemplación de la escultura de la que os voy a hablar, para que mi explicación pueda apoyarse en lo asumido con anterioridad por la mirada. Y como pretendo que os empapéis visualmente, incluyo a continuación dos fotografías de mayor tamaño, que, como siempre, podéis ver ampliadas clicando sobre ellas con el ratón.

La primera, en color, os permite apreciar desde el lado derecho de la obra las tonalidades de la escultura en bronce y corresponde a una exposición organizada por Caixaforum; la segunda, en blanco y negro, permite algo muchísimo más complejo desde el lado izquierdo: la influencia de la luz sobre una obra de arte.
Mirad.. Vemos gracias a la luz; sin ella no hay color, como habrá comprobado el lector que practique el buceo según desciende a más profundidad. Y también la luz, en combinación con las variaciones de volumen de los cuerpos, crea las sombras, lo que unido a nuestra visión estereoscópica -aunque no todas las personas tienen la misma agudeza visual- nos permite apreciar el relieve, las distintas formas de los objetos.


El artista trabaja con la luz.. El pintor la tiene siempre presente para lograr el cromatismo del cuadro, pero juega con ventaja, tanto por las posibles combinaciones que puede obtener de su paleta como al representar en dos dimensiones, lo que obliga a que las perspectivas disponibles para el espectador sobre un cuadro colgado en una pared no vayan más allá de las que se obtienen desde los puntos de cierto arco de circunferencia y la influencia de los focos de luz que iluminan la obra, aun siendo importantísima, vaya pareja, pues el cuadro siempre tendrá las espaldas cubiertas.
Por contra, el escultor tiene que resolver muchísimos problemas relacionados con la luz. A no ser que la escultura esté policromada -lo que no es habitual hoy en día-, toda ella tendrá una única tonalidad, por lo que será a través de la forma como tendrá que conseguir expresar lo que necesita, sin poder apoyarse en la posibilidades y variaciones de los colores. Y además una escultura puede contemplarse desde delante, de lado, por detrás, desde abajo, desde... ¿En que lugar se expondrá, como y por donde la iluminarán, ..?. ¡Angustioso!.

Pero si contempláis con calma esta representación en que solo existen variaciones de grises, descubriréis las maravillosas posibilidades de la luz... Una obra de arte y más si es una escultura, requiere tanto su espacio como el mimo de una estudiadísima iluminación.

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En el año 1880, el Estado francés encargó al artista Auguste Rodin la realización de un relieve destinado a decorar la entrada de un supuesto Museo de Artes Decorativas de París que finalmente no fue creado. El escultor trabajó durante años en el proyecto, pero la obra, basada en La Divina Comedia de Dante, no llegó a ocupar el sitio para el que había sido concebida. Sin embargo, de la monumental empresa de Rodin, titulada La Puerta del Infierno (La Porte de l'Enfer), surgieron piezas independientes que se transformarían luego en iconos de la escultura moderna; entre ellas El Pensador (Le Penseur), El Beso (Le Baiser) y La Eterna Primavera (L'Eternel Printemps)

El Pensador es, sin duda, la escultura más célebre de Rodin. Titulada inicialmente por su autor El Poeta y luego Dante Pensando, en principio la pieza iba a estar situada en medio de una serie de condenados al Infierno esculpidos en bajorrelieve y que aparecían meditando su destino. Modelada entre los años 1880 y 1882 en un estilo que mezcla realismo y romanticismo, la obra muestra el gusto del escultor por la falta de acabado que tanto admiraba en alguna de las obras de Miguel Ángel. Rodin se refirió a ella manifestando: "Un hombre desnudo sentado sobre una roca (...). Su cabeza sobre su puño, preguntándose. Pensamientos fértiles nacen lentamente en su mente. Él no es un soñador. Él es un creador".


Al situarla en el centro del dintel de la Puerta del Infierno, se concibió como una representación de Dante situado en una posición dominante sobre la turba de los condenados que son conducidos hacia el Abismo. Muestra al Hombre reflexionando sobre su destino y al creador sobre su obra. Apreciamos a simple vista la magnitud de esta meditación; el personaje aparece imperturbable, sumido en sus reflexiones, librando una dura batalla interna.

Rodin expresa su fuerza, de una potencia retenida, a través de la musculatura, pero no muestra la fuerza psíquica mediante la apariencia externa, sino a través de la inferencia de un fenómeno interior, el del ánimo de quien experimenta tormentos morales o angustias humanas que se generan y manifiestan desde el alma.

La importancia que el artista otorga a la luz y la técnica del modelado es impresionista; sin embargo, el vigor con que Rodin manifiesta las formas, el trabajo de la materia y la naturaleza de su textura dejan entrever rasgos expresionistas.

La referencia a Dante persistió por lo menos hasta 1885, año en que Mirbeau escribió: "El Dante está sentado, su cabeza inclinada hacia adelante, el brazo derecho descansando sobre la pierna izquierda, mostrando en su desnudez un bello y trágico movimiento".

Poco después, sin embargo, la referencia a Dante se diluyó en una dimensión más universal; con su fuerza contenida, su torso musculoso, este hombre desnudo, absorto en su meditación, materializa en su cuerpo miguelangelesco a El Pensador.

Rodin explicó así esta transformación: "En el frente de esta puerta, pero sobre una roca, profundamente absorto en su meditación, Dante encuentra su forma poética; detrás de él están Francesca, Paolo y todos los personajes de la Divina Comedia. Este proyecto se anuló. Delgado y ascético, vestido con sencillez y aislado dentro del conjunto, mi Dante no hubiese tenido significado. Siguiendo mi inspiración original, ejecuté otro "Pensador", un hombre desnudo sentado sobre una roca, los dedos de los pies agarrándose en los bordes de la roca, con su cabeza apoyada sobre su puño, preguntándose. Pensamientos fértiles nacen lentamente en su mente. Él no es un soñador. Él es un creador."

El Pensador fue expuesto por primera vez en su talla original -71,5 x 40 x 58 cm.- en Copenhague, en 1888, como una escultura de bulto redondo -exenta-, cuerpo entero y sedente. En 1902 se hizo un nuevo vaciado, que aumentó sus dimensiones -1,98 x 1,29 x 1,34 cm- y peso -aproximadamente, 650 quilos-, y cuyo resultado se presentó en el Salón de París de 1904, suscitando vivas reacciones de la crítica. Más tarde, en 1906, la obra se instaló delante del Panteón, siendo la primera realización de Rodin erigida en un espacio público de la ciudad. Considerada como un símbolo socialista por los conservadores, en 1922 la estatua fue transferida con su pedestal a los jardines de l'Hotel Biron -actual Musée Rodin-; otra reproducción domina la tumba de Rodin y su esposa, en Meudon.

La primera versión de El Pensador fue realizada en terracota y de las numerosas reproducciones expuestas en museos de todo el mundo, la más importante se encuentra en el Musée Rodin de París. Sobre esta pieza emblemática dijo el poeta Rainer Maria Rilke: "Todo su cuerpo se ha vuelto cráneo y toda la sangre de sus venas, cerebro".

Para el público, El Pensador se convirtió en un ícono del hombre meditando acerca de su destino y preparándose para la acción. En el pensamiento de Rodin, su significado evolucionó desde la representación de Dante hacia la imagen del Hombre, que, esforzándose convulsivamente por superar su animalidad, recibe una Inspiración misteriosa, que ilumina su mente y origina su primer pensamiento.

El Pensador debe mucho al arte clásico -en particular al Torso de Belvedere, sito en los Museos Vaticanos- y renacentista -el Lorenzo de Medici sentado y el Moisés de Miguel Ángel-. Lo que distingue a Rodin es la manera de expresar el esfuerzo del pensamiento a través de la contracción de todos y cada uno de los músculos del cuerpo, de forma que el mismo resulta palpable.

"(...) Ante todo estableced netamente los grandes planos de las figuras que vais a esculpir. Acentuad vigorosamente la orientación que vais a dar a cada parte del cuerpo, a la cabeza, a los hombros, a la pelvis, a las piernas. El arte exige decisión. Es por la bien acusada fuga de líneas, que os sumergiréis en el espacio y que os haréis dueños de la profundidad. Cuando nuestros planos estén definidos, todo habrá sido hallado. Vuestra estatua vive ya. Los detalles nacen y se disponen por sí mismos, de seguido." "Yo no soy un soñador, soy un matemático. Mi escultura es buena porque es geométrica. No niego que hay exaltación en mis obras, pero es porque en ellas hay verdad. Esa exaltación no está en mí, sino en la naturaleza en movimiento". Auguste Rodin.

El Pensador está concebido como una forma cerrada que concentra un gran poder interno; parece quieto, pero el brazo derecho apoyado sobre la pierna izquierda origina una gran rotación del cuerpo, que traslada al espectador una sensación dinámica de giro. A la vez, esa diagonal que dibuja el brazo derecho nos dirige hacia su gran masa escultórica, las piernas.
Por otra parte, la mano doblada debajo del mentón -otra diagonal más pequeña- deja descubierto el rostro, con lo que apreciamos la integración corporal que realiza Rodin, en la que nada se esconde.


Existe un recorrido dinámico marcado por la diagonal del brazo derecho para terminar en la postura de reposo de su brazo izquierdo y en la posición de sus piernas, que materializa un eje diagonal desde la cabeza hasta el pie izquierdo. A pesar de que el brazo derecho sostiene mayor peso corporal, hay un gran equilibrio, ya que el volumen de las masas de ambos brazos tiene la misma trascendencia y ambos convergen en una misma pierna.

La obra está estructurada sobre grandes diagonales, que la confieren dinamismo y vitalidad, y a la vez sobre grandes planos triangulares, de modo que las formas se abren, como en la parte frontal de sus piernas, recogiendo el espacio. De esta manera, aparecen grandes huecos que circundan la escultura e impelen al espectador a recorrerla e introducirse dentro de la misma, impregnándose de su gran contenido psicológico.

En el cabello se observa un tratamiento discontinuo de su volumen, que logra un gran resultado estético.

Hay que resaltar el tratamiento de los volúmenes, basado en el empleo de grandes masas, y de las superficies, influenciado por la admiración que sentía hacia el acabado sin finalizar de la época tardía de Miguel Ángel. Rodin no cae en el virtuosismo, deja aflorar su instinto en busca de expresividad, sin perseguir la belleza clásica -en la cual hay más resolución anatómica-, y no le preocupa la musculatura en sí sino la potencia que transmiten las formas, ya que, posiblemente, su objetivo fuese hacer vibrar a la materia.

Trata la figura como un pretexto que le permite ir en busca permanente del mundo interior. El Pensador es una muestra fidedigna de ello, por su actitud volcada hacia el pensamiento, por la tranquilidad que transmite, por el carácter basado en su espiritualidad y pasividad, por su soledad y preocupación, todo, en contraposición con lo explosivo de la forma, plena de vida, energía y movimiento, de manera que esta contraposición genera dramatismo y permite al artista resumir de una manera extraordinaria la psicología del Hombre, haciendo vibrar la materia gracias a la luz.

Transmite en su obra que el hombre necesita despojarse de toda influencia para lograr una verdadera pureza de pensamiento interior y refleja que es preciso abstraerse del mundo exterior, y esforzarse en alcanzar un grado profundo de meditación, para poder lograr el equilibrio espiritual.

Medita y mira hacia abajo...; quiere ver sus propios pasos, el camino que ha recorrido, pues sabe que en lo vivido, en la experiencia, en sus muchos errores y algún acierto, está la fuente del conocimiento que nos permite aprender y ser mejores personas. Y ese aprendizaje exige reposo, calma, detenerse a reflexionar..; de ahí que se encuentre sentado.

Por otra parte, si bien la obra es una escultura, tiene contenido literario, ya que nos hace sentir algo así como si estuviera hablando, como si estuviera viva.

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Hasta aquí he escrito un extracto de los muchos textos que he consultado; extracto que he interpretado según mi criterio y redactado de la manera más clara que he sido capaz. Pero queda algo muy importante y más en esta obra: mi opinión sobre ella, desnuda de conocimiento técnico o artístico, la del hombre que contempla y siente.

¿Qué siento?.. Soledad. Claro que percibo a ese hombre concentrado sobre si mismo, discurriendo, pero le siento solo. ¿Por qué?. Pues porque no sonríe; y tampoco espero que lo haga nunca.
Fijaros en que no menciono la palabra tristeza. No, la tristeza abate y este hombre aparece entero, fuerte. Pero muy solo.

Y creo que, aunque él todavía no se ha dado cuenta, tiene miedo. ¿Por qué?. Contemplad sus pies, especialmente sus dedos..; engarfiados al suelo, a cada pequeño resalte rocoso, dispuestos a servir de firme apoyo en el inicio de la carrera que emprende en un instante quien huye de algo terrible. Los mismos apoyos que busca un velocista de 100 metros lisos cuando apoya sus pies antes del disparo de salida.
Luego observad la inclinación del cuerpo hacia adelante, la postura de las piernas.. Cualquiera de nosotros se ha sentado alguna vez a meditar; cómodamente en un banco, la espalda recostada, quizá cruzando una pierna sobre la otra, dispuestos a permanecer así...
Pero él no. Sin percatarse, sus músculos están tensos, listos para responder, dispuesto a saltar en un instante... No se en que está pensando, pero no es agradable; es algo que torna inquieto a cualquiera y que le va a obligar a moverse, a actuar...

Y entonces me pregunto.. ¿y si más que miedo lo que quiere transmitirnos el artista es un concepto básico?. ¿No será que lo que quiere expresar a través de El Pensador es que aprendemos analizando nuestros errores, los que nos condenan al fracaso, extrayendo consecuencias para el futuro y poniéndonos a continuación en marcha, ya que todo pensamiento sin acción es inútil?....

Quizá alguno de vosotros tenga la respuesta..

domingo, 5 de abril de 2009

Viajeros

Fuíme esta semana pasada de viaje. En el AVE. Bien. Me gusta más "El Pato", aunque "baila" algo más, que el Siemens. Y a 301 kms/h ni te enteras.
En la estación coincidí con el ex-rector de esta universidad y hoy director del Centro Nacional de Referencia de las Encefalopatías Esponjiformes Transmisibles, y con el Presidente de Ibercaja, que acudía a Madrid por aquello de la brillante, eficiente y deliciosa gestión de ciertas cajas de ahorros, cuyos despropósitos vamos a pagar nosotros, nuestros hijos y hasta .., pues aunque nunca se lo hayan imaginado la casi totalidad del dinero que el Estado pone sobre la mesa sale del bolsillo de los ciudadanos corrientitos.

Alejose el profesor hacia un vagón de clase turista, aunque le perdí de vista. Subió el presidente de la Caja a uno de club y apareció ufano, brillante y poderoso un pequeño líder sindical local, a quien estos ojitos vieron en tiempos utilizar el palo del cartel que portaba para arrear lo que quiso y más a un policia nacional (seguro que económicamente humilde) que intentaba impedir que asaltase, con una furia que daba miedo, la entrada de unos grandes almacenes... (La escena está grabada en vídeo y la emitió la televisión de aquí).
A lo que iba.. Subióse el sindicalista a la mejor zona de la clase club..; ya saben, comida a la carta y servicio de bar en la butaca del propio cliente. Y tranquilo y feliz, rindió viaje en Madrid.

Me parece muy bien. Ójala todos pudieran viajar tan confortablemente. Pero sigo preguntándome quien pagó el billete..... Y si no sería más decoroso que, dado quien es y lo que representa, viajase en turista...

Zaragoza y la Memoria

Zaragoza es la ciudad donde vivo, aunque no nací ni he vivido siempre en ella. No es bella, pues, aunque en el siglo XVII fue conocida como la Ciudad de los Palacios y alguno llegó a considerar que se asemejaba a Florencia por su riqueza monumental, los Sitios de Zaragoza se encargaron de arrasarla -información somera aquí y más extensa en esta página-; como no somos de los U.S.A. y Hollywood no es nuestro, se han conmemorado de esas maneras, que si llegamos a ser yankees nos forramos haciendo películas y saben de aquellos héroes hasta en El Álamo...; si, ese de la película, cacho mamón -y también mamona, que es bien propio-.

Aunque bien es verdad que por lo menos nos hemos acordado ... -poco, eso si, que la Historia no da votos a mamandurria alguno y conocer en profundidad cualquier asunto no es progresista, pues tiende el ilustrado a ser crítico y no oveja fiel, por lo que al final terminan entre todos empalándole el culo y helándole el alma- ..., acordado decía, de aquellas gentes que supieron luchar y dar su sangre por lo que creían suyo, lo mismo que quienes vivían ...-los hubiesen parido donde fuese, como hoy en día-... entonces en Gerona, que también le echaron un par, aunque, quizá, por aquello de que don Mariano Álvarez de Castro era granadino -nacido a'laico de la calle de san Antón- y no fue una gesta autonómica... -tampoco recuerdo ninguna, más allá de cierta especie de chantaje político-.. los altísimos y excelsos actuales mandamases de Cataluña no han considerado que merezca relevancia.

Y es que hay que distinguirse aunque sea jodiendo, que no hay mejor manera de echar un capote a los complejos, manías, problemas y prejuicios propios de cualquier memo, y aquí añado con fruicción mema, que gritar mucho, ir en manada, defender lo que ni se ha analizado en profundidad ni sometido a crítica ni se domina intelectualmente y perfumarse todas las mañanas con la meada del líder. ¡Ah!, que me se olvidaba: Atacar hasta la indecencia a todo lo cristiano..., que es algo tan perverso que hasta tiene la culpa de que el Paloma F.C. -el equipo de mi pueblo- no juegue la Champions... y no favorecer ni defender nunca lo del otro, aunque lo merezca y sea razonable. ¡Pero que hijos -e hijas, indudablemente- de la gran puta por parte de padre! (por parte de madre quedaría simpático).

Bien. Ahora que he dicho una miajica de lo que pienso y siento, volvamos a hablar de Zaragoza.. Esta ciudad, que a mí no me gusta desde el punto de vista arquitectónico, parece haber comprendido que la mejor defensa es atacar.

Y organizará en 2014 otra Expo, Floralia, además de irse preparando para intentar ser en 2016 Capital Europea de la Cultura ..., para lo que creo que le falta mucho, pues aunque es una ciudad grande, no es una gran ciudad.