Caminaba de vuelta a casa. Me llamó la atención la pareja de ancianos. Ancianos, tanto por las muestras evidentes de su limitada capacidad física como porque su apariencia no muy boyante resaltaba sus dificultades. Parecían tener algún tipo de problema, pues ella intentaba ayudarle sin mucho éxito, mostrando la misma torpeza de movimientos que él.
Cuando estuve suficientemente cerca me percaté exactamente de lo que les ocurría. El anciano intentaba soltarse las bandas de una mochila roja de lona que llevaba en su espalda, sin que el estado de las articulaciones de sus hombros, codos y muñecas facilitase en modo alguno la operación. Su mujer procuraba ayudarle, aunque la evidente artrosis de sus manos reducía al mínimo su apoyo.
Fue un instante; la realidad iluminó mis entendederas como un fogonazo. Ambos ancianos eran los abuelos de un tierno infante de alrededor de trece años que, mientras aguardaba a su lado, miraba el escaparate de una tienda de informática y daba lametones a un chupa-chups. Y mi lógica secuencial estableció que los ancianos habían recogido al angelito -cuyo tamaño me hizo considerar que pronto buscaría novia- cuando salía del colegio, le habían dado el caramelo -necesario para compensar la mala sangre que origina todo esfuerzo de aprender- y, temerosos de que cualquier trabajo derrumbase la salud de su nieto, le habían liberado de la carga abrumadora de los libros.
Pasé junto al grupo en el instante en que el chupabolas aquel levantó la mirada hacia su abuelo y le dirigió una ojeada cansada, como si proclamase: "A ver cuando me da mi mochila este inútil".
Me alejé.. Y no he podido evitar pensar en esta mentalidad nuestra, que, en lugar de educar, cría cuervos. No es fácil educar; implica decir muchas veces que no y exigir esfuerzo, cuando lo que te pide el cariño es decir que si y suprimir dificultades. Educar implica formar gente responsable, que de la cara ante las consecuencias de su comportamiento y comprenda la importancia de sus actos y omisiones. Educar implica crear en otro las habilidades y conocimientos exigibles para poder vivir con independencia. Educar es regalar libertad. Y la libertad no es gratis; como dijo Churchill, cuesta sangre, sudor y lágrimas. Y es que solo lo que cuesta, vale.
Permítanme dar un salto en el vacío..; lo de menos es que mi pensamiento sea acertado, pues lo importante ahora es explicar algunas pautas vitales de mi entorno. Críos como este de quien os hablo no creo que acepten con facilidad una negativa; presumo que estarán convencidos de que sus deseos, lo posible y lo permitido son la misma cosa; si yo lo quiero así, tengo derecho a que así sea -¡Amén!-.
Estos días, cualquier día, cualquier año, un ... ¿hombre? mata a una mujer, posiblemente porque ella le dio una negativa... Estos días, cualquier día, cualquier año, un ..¿hombre? conduciendo a toda velocidad provoca muerte y mutilación ...; "yo no esperaba que ..".
Cuando estuve suficientemente cerca me percaté exactamente de lo que les ocurría. El anciano intentaba soltarse las bandas de una mochila roja de lona que llevaba en su espalda, sin que el estado de las articulaciones de sus hombros, codos y muñecas facilitase en modo alguno la operación. Su mujer procuraba ayudarle, aunque la evidente artrosis de sus manos reducía al mínimo su apoyo.
Fue un instante; la realidad iluminó mis entendederas como un fogonazo. Ambos ancianos eran los abuelos de un tierno infante de alrededor de trece años que, mientras aguardaba a su lado, miraba el escaparate de una tienda de informática y daba lametones a un chupa-chups. Y mi lógica secuencial estableció que los ancianos habían recogido al angelito -cuyo tamaño me hizo considerar que pronto buscaría novia- cuando salía del colegio, le habían dado el caramelo -necesario para compensar la mala sangre que origina todo esfuerzo de aprender- y, temerosos de que cualquier trabajo derrumbase la salud de su nieto, le habían liberado de la carga abrumadora de los libros.
Pasé junto al grupo en el instante en que el chupabolas aquel levantó la mirada hacia su abuelo y le dirigió una ojeada cansada, como si proclamase: "A ver cuando me da mi mochila este inútil".
Me alejé.. Y no he podido evitar pensar en esta mentalidad nuestra, que, en lugar de educar, cría cuervos. No es fácil educar; implica decir muchas veces que no y exigir esfuerzo, cuando lo que te pide el cariño es decir que si y suprimir dificultades. Educar implica formar gente responsable, que de la cara ante las consecuencias de su comportamiento y comprenda la importancia de sus actos y omisiones. Educar implica crear en otro las habilidades y conocimientos exigibles para poder vivir con independencia. Educar es regalar libertad. Y la libertad no es gratis; como dijo Churchill, cuesta sangre, sudor y lágrimas. Y es que solo lo que cuesta, vale.
Permítanme dar un salto en el vacío..; lo de menos es que mi pensamiento sea acertado, pues lo importante ahora es explicar algunas pautas vitales de mi entorno. Críos como este de quien os hablo no creo que acepten con facilidad una negativa; presumo que estarán convencidos de que sus deseos, lo posible y lo permitido son la misma cosa; si yo lo quiero así, tengo derecho a que así sea -¡Amén!-.
Estos días, cualquier día, cualquier año, un ... ¿hombre? mata a una mujer, posiblemente porque ella le dio una negativa... Estos días, cualquier día, cualquier año, un ..¿hombre? conduciendo a toda velocidad provoca muerte y mutilación ...; "yo no esperaba que ..".
¿Por qué es raro que estas noticias las protagonicen mujeres?