Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

miércoles, 18 de febrero de 2009

Abuelos

Caminaba de vuelta a casa. Me llamó la atención la pareja de ancianos. Ancianos, tanto por las muestras evidentes de su limitada capacidad física como porque su apariencia no muy boyante resaltaba sus dificultades. Parecían tener algún tipo de problema, pues ella intentaba ayudarle sin mucho éxito, mostrando la misma torpeza de movimientos que él.

Cuando estuve suficientemente cerca me percaté exactamente de lo que les ocurría. El anciano intentaba soltarse las bandas de una mochila roja de lona que llevaba en su espalda, sin que el estado de las articulaciones de sus hombros, codos y muñecas facilitase en modo alguno la operación. Su mujer procuraba ayudarle, aunque la evidente artrosis de sus manos reducía al mínimo su apoyo.

Fue un instante; la realidad iluminó mis entendederas como un fogonazo. Ambos ancianos eran los abuelos de un tierno infante de alrededor de trece años que, mientras aguardaba a su lado, miraba el escaparate de una tienda de informática y daba lametones a un chupa-chups. Y mi lógica secuencial estableció que los ancianos habían recogido al angelito -cuyo tamaño me hizo considerar que pronto buscaría novia- cuando salía del colegio, le habían dado el caramelo -necesario para compensar la mala sangre que origina todo esfuerzo de aprender- y, temerosos de que cualquier trabajo derrumbase la salud de su nieto, le habían liberado de la carga abrumadora de los libros.
Pasé junto al grupo en el instante en que el chupabolas aquel levantó la mirada hacia su abuelo y le dirigió una ojeada cansada, como si proclamase: "A ver cuando me da mi mochila este inútil".

Me alejé.. Y no he podido evitar pensar en esta mentalidad nuestra, que, en lugar de educar, cría cuervos. No es fácil educar; implica decir muchas veces que no y exigir esfuerzo, cuando lo que te pide el cariño es decir que si y suprimir dificultades. Educar implica formar gente responsable, que de la cara ante las consecuencias de su comportamiento y comprenda la importancia de sus actos y omisiones. Educar implica crear en otro las habilidades y conocimientos exigibles para poder vivir con independencia. Educar es regalar libertad. Y la libertad no es gratis; como dijo Churchill, cuesta sangre, sudor y lágrimas. Y es que solo lo que cuesta, vale.

Permítanme dar un salto en el vacío..; lo de menos es que mi pensamiento sea acertado, pues lo importante ahora es explicar algunas pautas vitales de mi entorno. Críos como este de quien os hablo no creo que acepten con facilidad una negativa; presumo que estarán convencidos de que sus deseos, lo posible y lo permitido son la misma cosa; si yo lo quiero así, tengo derecho a que así sea -¡Amén!-.

Estos días, cualquier día, cualquier año, un ... ¿hombre? mata a una mujer, posiblemente porque ella le dio una negativa... Estos días, cualquier día, cualquier año, un ..¿hombre? conduciendo a toda velocidad provoca muerte y mutilación ...; "yo no esperaba que ..".
¿Por qué es raro que estas noticias las protagonicen mujeres?

domingo, 8 de febrero de 2009

Difícil, extremadamente difícil y complejo

Acabo de leer el artículo periodístico que explica por que el excelentísimo señor don Vicente Díaz de Villegas Herrería dimitió de su cargo de Comandante en Jefe de la Misión de Naciones Unidas para la República Democrática del Congo (MONUC). Lo de excelentísimo y señor lo recalco, que aunque títulos y honores dependen hoy en día más de los designios del Poder que de la propia valía de quien los ostenta, no es este el caso, pues en lo que he podido vivir y conocer los ganó desde el primer instante a base de buen hacer, sangre, sudor y lágrimas.

Y su vida, profesional incluso, no hubiese sido la que ha sido sin quien junto a él puso esfuerzo, entrega enamorada y silencio, pasando desde la Universidad de Burdeos a un pequeño pueblo pirenaico o desde el Sáhara a la Embajada de España en París, con el mismo estilo amable y refinado.
(Se nos llena la boca social parloteando sobre la mujer, pero que poco las tenemos en cuenta en realidad. Y ya que viene al caso, metámosnos en la mollera, dura y aterrada, que ellas pueden hacer casi todo lo que hace un hombre y, además, parir un ser humano. Y saben amar, como pocos de nosotros sabemos...)

Los autores del artículo citan lo que creen que puede interesar más a la mentalidad que impera en la sociedad, lo que suele hacer que ignoremos momentos y comportamientos relevantes de lo que se intenta explicar, impidiendo o dificultando, cuando menos, la inteligencia sobre lo escrito.
No mencionan que ganó una Cruz con distintivo rojo en el Sáhara, estando destinado en el Tercio, en circunstancias en las que España se jugaba muchísimo. Y no es lo mismo el distintivo del que pende la condecoración; el rojo implica una acción de guerra..
(Si, la guerra, eso para lo que los Estados crearon los Ejércitos, excepto los españoles, que parece ser que los destinamos a apagar incendios.. Lo que bien mirado hacen mejor los bomberos, sin que quitemos el trabajo y el jornal a gente de otro oficio. Aunque hay quienes tienen una mentalidad tan infantiloide sobre ciertas realidades de la Humanidad, que creen que el simple hecho de que ellos las nieguen las hacen desaparecer de la Historia.. ¡Miserables!).

El artículo que publica "El País" deja muy claro las dificultades a las que se enfrentan las unidades militares que cumplen una misión internacional de implementación de paz. Una cosa son las teorías y otra la realidad. Y cuando lo que está en juego es la vida humana, la aplicación de ideas propias de estómagos ahítos, progresistas y pacifistas teóricos, políticos de cualquier pelaje aterrorizados ante la más mínima asunción de responsabilidad que pudiera poner en peligro su "poltrona", -todos ellos de este "primer mundo" nuestro tan timorato-, conduce inexorablemente a gigantescos baños de sangre. ¿Cuando nos forzaremos a poner delante de nuestras creencias y egoismos, la solución de los problemas?.
(Eso si, hay que reconocer que la sensibilidad de todos nosotros rechaza de plano que a ese negrito de ojos tan grandes, que vemos en la tele, le abulte la barriguita. ¡Con lo guapo que es!).
Porque como descubrió otro compañero nuestro en Angola, entrar en un conflicto es sencillísimo. Lo difícil es salir de él y, ya, hacerlo limpiamente, algo que roza lo imposible. Lo normal es oler intensamente a mierda y, en ese caso, que se enmerde otro, cualquiera, que uno tiene un futuro brillante..

No es la primera vez que este oficial asume más responsabilidad de la que, en esencia, le corresponde, aun a sabiendas de que esa actitud le acarrearía graves problemas, descrédito y mucha tristeza.
Hace años, fui a cenar a su casa; él pasaba por uno de esos momentos amargos, como consecuencia de cumplir con su trabajo y las Ordenanzas. Charlando tranquilamente, en la presencia silenciosa de su mujer, me preguntó de sopetón: "¿Cómo me ves?.
Le contemplé en silencio..; luego me detuve en la mirada de ella.. "Eres fiel a ti mismo", contesté. ¡Qué difícil!. Ser fiel a aquello que uno cree, a lo que se ama, tener amor a la responsabilidad y decisión para resolver -artículo de nuestro Decálogo del Cadete de la Academia General Militar-.

Muchos años antes, charlando en la playa de Berria sobre nuestro oficio, le aseguré que sería injusto que en el futuro él no fuese ascendido a general. Hoy les aseguro a ustedes que acaba de dejar el Servicio Activo uno de los mejores oficiales del Ejército.